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AMALFI Sé que es difícil bailar sobre mis volantes del vestido Que alfombra la plaza de donde tanto se ve el mar, Porque quieres agarrarme de la mano y enredarnos en tango, Pero no dispongo de espacio para todos. Sé que no es barato hacerme reír Cuando hay que comprarme postres que endulcen mis dedos, O piedras mejores que las preciosas en los que mi brillo rebote Y aclare un cielo de verano. Sé que es confuso que te fuerce A perderme por estas calles amalfitanas Y a dejarme camuflar en las brochadas de las puertas de estas Casitas modestas y de postal, Pero que luego te ruegue encontrarme para lazarme la cintura En el balcón más elevado de Positano, Con el sol rojo de radiación suavizando la luz De nuestro techo de limoneros, Con su despedida entre lanchas motoras. Sé que es complicado dibujar un remero Con un retrato de mis sentimientos, Porque no hay suficientes tablas de madera en el mundo, O al menos en esta península, Para con
AQUELLA PRIMERA VEZ Aquella primera vez que apareciste Y discerniste el amor del interés, Dejándome caer así en tus manos, Y yo, que nunca había experimentado Tanta intensidad, Confié en la caída y me desnudé de arnés Para que me aterrizaras con calma Y con un destello en la magnitud de tus ojos. Solo éramos dos jóvenes dispuestos a quererse Y a no querer nada más en el mundo Que nuestra promesa de atarnos las manos Como si fueran una sola. Aquella vez que tarareamos Nuestra primera canción de sentimientos Que no fueran ajenos, más bien nuestros, Se me cambió totalmente el gusto para la música. Las canciones ya no tratan de una noche de sexo, De las seis de la mañana en una Marbella estadounidense O del tiempo que queda para el verano Contado a versos y no a minutos. Ahora las canciones tratan de vivir serenamente, De flotar sin abrazar el aire, De esculpir cuerpos transcendentales en la umbría Y de deshacer a pedazos los que pr